Carpe Diem, la vida es efímera.

Publicado en por olindricorelatos

Resumen de una vida, que dura dos días.

Me he levantado esta mañana un poco desconcertada... anoche tuve un sueño espectacular, fue una especie de recopilación de recuerdos. El sueño comenzaba con mi infancia, jugando a guerras de piedras en un pueblo alejado de la actualidad. Una brecha en la frente, un chófer, clips de famobil en una mesa camilla, hermanos que van surgiendo de las nieves, todo muy confuso. Adolescencia complicada y una madurez no alcanzada del todo. Novios que se ríen, que se van, que lloran y muchos gritos, música e imaginación. El mundo bajo mis pies. Un soplo de aire, volar hasta y el sol y añorar un corazón. La punta de los pelos erizada con las emociones a flor de piel, sensibilidad extrema  y una deliciosa sensación de paz temporal, como un time-break. Una esperanza, un futuro y la mayor de las ilusiones y una tripa enorme y alcachofas. Un parto, un fin de paz y una separación nada clara. Niebla, bruma y caminar a tientas... sensación de ser completo que aparece y que no existía hasta la fecha, miedo, errores y muchísimo cariño, tanto que no se puede definir la sensación fácilmente. Una niña con dos trencitas me ha despertado esta mañana. una preciosa locuela que salta sobre mi tripa pidiendo que le prepare el desayuno. Es preciosa, en un instante ha crecido y ya anda, piensa, imagina... van aflorándole los vestigios de ser humano.

Tras un día rutinario de cole, bici, parque con columpios y pequeñas broncas por no recoger los juguetes, nos vamos a la cama, aun dormimos juntitas porque, aunque se que no es del todo bueno, estimo que es un mal menor y no quiero aun privarme de esa sensación tan intensa de abrazarle por la noche, dormiditas y que ella, inconsciente, sujete mi brazo y se duerma aferrada a él. Dormimos en una cama grandota, cómodas, descansadas.

Me vuelvo a despertar, a la mañana siguiente, la niña ya no está, no vive en casa, mis arrugas y un intenso dolor de espalda me anuncian que ya no tengo edad para levantarme tan deprisa. Mañana vienen mis nietos, son mitad ingleses, mitad de mi hija, que ya era mitad de dos sitios también. Me gusta eso. La soledad me corroe, ella creció y yo también, pero ella buscó una vida, unos amigos, una familia, y yo camino hacia la extinción,paso inevitable. Me queda poco, lo se y me aterra. No quiero fundirme, no quiero desaparecer, me olvidarán. Pero esta máquina que antaño hacía milagros es ya un cúmulo de achaques y ruindades. Me estoy apagando y muy rápido.

Fue ayer cuando soñé que nacía de nuevo y hoy me apago. Noto que me falta el aire, que me entra sueño, que me desconecto. No quiero, me pongo tensa y lucho por mantener el último hálito de vida que me queda, no quiero morirme!!!!, por favor, no me he dado cuenta, era ayer cuando jugaba en la calle de un pueblo, cuando soñaba que volaba, cuando tuve a mi hija... y hoy me voy, y no quiero, no me he dado cuenta de cómo ha pasado el tiempo. Casi no tengo recuerdos, todo ha sucedido tan rápido, días que seguían a días, rutina y subsistencia. Mi vida en un suspiro y se me va, y con ella los recuerdos las experiencias.. y sobre todo se va lo que no he vivido, que son tantas cosas... y si hubiera... y si hubiera.... pero no lo hice, cobarde... no hay segunda oportunidad. Se me va la vida, mi pequeña se queda sin mi, yo me quedo sin ella. No quiero morirme.....

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Me despierto sobresaltada, sudada, el corazón a todo pasto, y un pelín mareada. Miro alrededor, la habitación desconchada, la cama grandota... y ella. Dormidita, con sus trencitas y sus manitas debajo de su carita suave y tersa, con sus manitas pequeñas, sus piececitos... tan gentil, tan ingenua, tan dulce... dormidita. Le acaricio la carita y me coge la manita, abre sus ojitos adormecidos y me dice: Buenos días mamá. Me preparas el desayuno?.... ella no lo entiende, pero me echo a llorar como una niña, la abrazo, la beso la acaricio y entre sollozos de alegría amarga le digo: Claro hija, vamos a por el desayuno... pero despacito, para que no vaya todo demasiado deprisa. Ella no lo entiende, pero algún día lo entenderá. Le doy otro abrazo y juntas nos partimos de risa viendo dibujos y comiendo magdalenas con forma de estrella y de color azul... Vivo, aún vivo.

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